En medio de la pandemia ocasionada por el COVID-19, muchos están tomando precauciones para mantenerse sanos, por ejemplo, lavarse las manos durante 20 segundos y practicar el distanciamiento social son claves para prevenir la propagación del virus. Sin embargo, también es importante tener un sistema inmunológico fuerte que pueda luchar contra los gérmenes, virus y bacterias que podamos encontrar en nuestro ambiente.
Si has notado que te enfermas a menudo, te sientes fatigado o tienes otros síntomas molestos, puede significar que tus defensas están débiles.
A continuación te presento algunas señales de advertencia y lo que puedes hacer para reforzar tu sistema inmunológico.
No es una coincidencia que te enfermes después de un gran proyecto en el trabajo o tras una fuerte situación emocional en casa. Según un informe de la Asociación Estadounidense de Psicología, el estrés a largo plazo debilita la respuesta de tu sistema inmunológico, ¿por qué? El estrés disminuye los linfocitos del cuerpo, los glóbulos blancos que ayudan a combatir las infecciones. Cuanto más bajos sean tus niveles de linfocitos, más riesgo tendrás de contraer un virus como el del resfriado común.
Es perfectamente normal que los adultos estornuden y se resfríen dos o tres veces al año. La mayoría de la gente se recupera en siete o diez días. En un resfriado común, el sistema inmunológico tarda de tres a cuatro días en desarrollar anticuerpos y combatir el molesto virus de la gripe o resfrío.
Pero si te resfrías constantemente o tienes un resfriado que no mejora y se vuelve permanente, es una clara señal de que tu sistema inmunológico no está funcionando bien, en pocas palabras: tus defensas están débiles.
Si tienes diarrea, gases o estreñimiento frecuente, podría ser una señal de que tu sistema inmunológico está comprometido. Las investigaciones demuestran que casi el 70 por ciento del sistema inmune se encuentra en el tracto digestivo. Las bacterias y microorganismos beneficiosos que viven allí defienden el intestino de las infecciones y apoyan las defensas de tu cuerpo.
Unas cantidades bajas de estas bacterias intestinales útiles pueden dejarte en riesgo de sufrir virus, inflamación crónica e incluso enfermedades autoinmunes.
La piel entra en modo de control de daños después de sufrir una quemadura, un corte o un rasguño. El cuerpo trabaja para proteger la herida enviando sangre rica en nutrientes a la lesión para ayudar a regenerar la piel nueva.
Este proceso de curación depende de unas células inmunitarias sanas. Pero si tus defensas están debilitadas y la respuesta general de tu sistema inmunitario es lenta, tu piel no puede regenerarse, las heridas persisten y les cuesta cicatrizar.
Si parece que luchas contra infecciones frecuentes, tu sistema inmunológico podría estar enviándote señales de alarma. La Academia Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología informa que los signos de una posible deficiencia en el sistema de defensas de los adultos incluyen:
Si estás durmiendo lo suficiente y sigues sufriendo de agotamiento, debes considerar si tu sistema inmunológico está tratando de decirte algo. Cuando nuestras defensas están débiles, nuestro nivel de energía disminuye. Esto se debe a que el cuerpo intenta conservar energía para alimentar el sistema inmunitario y así poder luchar contra los gérmenes, virus y bacterias.
Estos son algunos síntomas de que nuestro sistema inmune no se encuentra del todo bien:
Si las señales de advertencia anteriores te resultan familiares, debes prestar más atención a tu sistema de defensas. Unos cuantos cambios en el estilo de vida y nuevos hábitos pueden mantener tu sistema inmune fuerte y sano de forma natural:
Recuerda que tu sistema inmunológico es la clave para estar sano, así que cuanto más hagas para protegerlo, mejor.